Turno hoy para otra estrategia de aprendizaje generativo como es la de que los alumnos generen preguntas a partir de aquello que prentendemos que aprendan. Como siempre, intentamos responder a cómo funcionan, a qué edad está demostrada su eficacia o si existen diferencias en su eficacia relacionadas con la edad. Seguimos traduciendo y sacando jugo del magnífico estudio de Garvin Brod "Generative Learning: Which Strategies for What Age?". ¡Vamos a ello!
¿Cómo se supone que funciona?
Para formular una buena pregunta es necesario acceder a conocimientos previos pertinentes y elaborarlos, y un objetivo didáctico clave de esta técnica es ayudar a los alumnos a identificar lagunas en sus conocimientos (para una visión general, véase Graesser et al. 1992; King 1992). Esta técnica se puede implementar en un contexto interactivo, como en la enseñanza recíproca (Palinscar y Brown 1984) o en el cuestionamiento guiado de compañeros (King 1994), o en forma de cuestionamiento propio (Wong 1985). Para el propósito de esta revisión, sólo se considerará la última forma de cuestionamiento. Se ha sugerido que pedir a los alumnos que generen preguntas sobre el contenido enseñado también guía su atención a las ideas principales y les ayuda a ellos y al instructor a monitorear su estado actual de comprensión (Palinscar y Brown 1984). La calidad de las preguntas formuladas es un indicador viable tanto del conocimiento de los alumnos como de su evaluación de su estado actual de comprensión (Graesser y Olde 2003). Por lo tanto, para generar una buena pregunta se necesitan habilidades metacognitivas. Al enseñar a los estudiantes a generar preguntas, se sostiene, también se les enseña una estrategia cognitiva autorregulatoria que los ayuda a aprender por sí mismos (García y Pearson, 1990; Scardamalia y Bereiter, 1985).
¿Para qué edades se ha demostrado su eficacia?
La gran mayoría de los estudios sobre la generación de preguntas se han llevado a cabo en el ámbito de la comprensión de textos. Una revisión de estudios que examinaron los efectos de la generación de preguntas en este ámbito (Wong 1985) indicó que la generación de preguntas tuvo un efecto beneficioso si a los estudiantes se les instruyó adecuadamente sobre cómo hacerlo de antemano y si se les dio suficiente tiempo para hacerlo. Un metaanálisis de estudios de intervención en los que se enseñó a los estudiantes primero a generar preguntas durante o después de leer un texto (Rosenshine et al. 1996) reveló un efecto general positivo en la comprensión evaluada al final de la intervención (0,35 DE para pruebas estandarizadas y 0,82 DE para pruebas no estandarizadas). En su metaanálisis, Rosenshine et al. (1996) revisaron cualitativamente los efectos en diferentes niveles de grado de los estudiantes que participaron en los estudios. Esta revisión indicó que los estudiantes universitarios mostraron consistentemente efectos positivos del entrenamiento de generación de preguntas, pero solo uno de cada cuatro estudios que evaluaron a estudiantes de tercer grado mostró tal efecto. Los resultados fueron mixtos para los estudiantes de cuarto a noveno grado. En línea con este metanálisis, un estudio grande que incluyó una manipulación de entrenamiento de preguntas en unidades de ciencias y matemáticas de tercer grado no encontró ningún beneficio del entrenamiento de preguntas para los resultados de aprendizaje (Souvignier y Kronenberger 2007). Estos resultados sugieren que los estudiantes de tercer grado no pueden beneficiarse de la generación de preguntas incluso si han sido entrenados intensivamente para hacerlo.
En el caso de los niños mayores, la evidencia contradictoria indica que la generación de preguntas podría funcionar siempre que los maestros proporcionen un andamiaje instructivo suficiente. Un estudio ejemplar con estudiantes de cuarto y quinto grado (King 1994) encontró que proporcionarles preguntas genéricas o enunciados de preguntas condujo a efectos beneficiosos de la formulación de preguntas, pero el cuestionamiento no guiado no lo hizo. Sin embargo, parece incierto si las condiciones guiadas realmente implicaron la generación de preguntas, dado que a los estudiantes se les proporcionaron preguntas genéricas que solo tenían que aplicar. En un estudio ejemplar con estudiantes de noveno grado, capacitarlos para que se formularan preguntas durante una conferencia en el aula resultó eficaz para promover su comprensión y memoria de la conferencia (King 1991).
En resumen, hay evidencia suficiente para concluir que generar preguntas puede ser una estrategia de aprendizaje eficaz en estudiantes universitarios, mientras que probablemente no sea eficaz en estudiantes de primaria más jóvenes. En el caso de las edades intermedias, la evidencia es mixta, lo que sugiere que generar preguntas podría funcionar si los docentes brindan el andamiaje instructivo adecuado.
¿Existen diferencias en su eficacia relacionadas con la edad?
La evidencia discutida en la última sección ya sugiere firmemente la existencia de diferencias relacionadas con la edad en la efectividad de generar preguntas. Un estudio ha examinado las diferencias relacionadas con la edad en la efectividad de las preguntas generadas por los estudiantes directamente (Denner y Rickards 1987). Comparó la comprensión de textos en estudiantes de quinto, octavo y undécimo grado y encontró que las preguntas autogeneradas eran menos efectivas que las preguntas proporcionadas y no más efectivas que la relectura para promover la comprensión en todos los grupos de edad. Sin embargo, hubo un aumento en la efectividad de las preguntas autogeneradas en relación con la relectura, así como en el número de preguntas conceptuales con la edad, que los autores atribuyen a las mejores habilidades metacognitivas de los estudiantes mayores. Esta interpretación parece plausible dado que solo entre los estudiantes de undécimo grado la mayoría de los estudiantes dirigieron sus preguntas hacia las ideas principales del texto. Los estudiantes más jóvenes principalmente hicieron preguntas factuales simples que a menudo se enfocaban en detalles menos relevantes en el texto. En resumen, los hallazgos del presente estudio sugieren que la generación no guiada de preguntas por parte de los estudiantes dará como resultado fuertes diferencias relacionadas con la edad. Para que este método sea eficaz, especialmente sin un entrenamiento intensivo o la provisión de preguntas, parecen necesarios altos niveles de habilidades metacognitivas y conocimientos previos, lo que representa un desafío para los niños.
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