CAZAMITOS: ¿Utilizamos el 10% de nuestra capacidad cerebral?

Imaginaros que como maestros, al ver los pobres resultados finales entre nuestro alumnado, pudiéramos consolarnos con la idea de que eso es así porque, en el fondo, sólo están utilizando el 10% de su cerebro. ¡Por poner excusas que no falte! Por desgracia, o afortunadamente como veremos, esta idea es absurda.

​En Scientific American, Robynne Boyd ha argumentado que este mito se remonta al psicólogo y filósofo estadounidense William James, quien, en su libro «Las energías de los hombres», sugirió que los seres humanos hacen uso de solo una parte limitada de su potencial físico y mental. Esta idea de «potencial sin explotar», también utilizada por el fisiólogo y neurólogo francés Charles-Édouard Brown-Séquard en el siglo XIX, se convirtió en el conocido mito del 10%. Otros han relacionado esta afirmación con Albert Einstein, quien se supone que la utilizó para indicar su propio nivel de inteligencia. Esto es incorrecto, ya que no parece existir una fuente confiable para esta cita. El mito parece haberse convertido en parte de la cultura occidental. Incluso a Hollywood le gusta usarlo como vehículo de la trama, por ejemplo en la película de 2014 «Lucy». El neurocientífico Barry Beyerstein ha presentado cinco argumentos para refutarlo, basados ​​en los conceptos de daño cerebral, evolución, escáneres cerebrales, áreas funcionales y degeneración.

​• Daño cerebral. Como ya se mencionó, el efecto del daño en el cerebro sería mucho menos dramático si usáramos solo el 10% de su capacidad total. Desafortunadamente, lo contrario es cierto: casi ninguna parte del cerebro puede sufrir daños sin al menos alguna pérdida de función. De hecho, cantidades relativamente pequeñas de daño en áreas relativamente pequeñas del cerebro pueden tener consecuencias devastadoras. Con la terapia adecuada, las víctimas de daño cerebral a veces pueden compensar la pérdida de función a través de la plasticidad del cerebro, pero esa es la excepción y no la regla. 

​• Evolución. Nuestro cerebro usa mucha energía, tanto en términos de nutrición como de oxígeno. Aunque el cerebro representa solo alrededor del 2% de nuestro peso corporal, su consumo de energía es aproximadamente del 20% de todo el oxígeno disponible en la sangre. Imagínese que la idea de “solo usamos el 10% de nuestro cerebro” fuera cierta. Esto significaría que las criaturas con un cerebro pequeño tendrían una ventaja evolutiva. En estas circunstancias, cabe preguntarse si alguna vez hubiéramos sobrevivido tanto tiempo con un cerebro tan grande. De hecho, la evolución probablemente se habría asegurado de que nunca se permitiera que nuestro cerebro creciera tanto. Como concluye Beyerstein: «En los millones de estudios del cerebro, nadie ha encontrado una parte no utilizada [del cerebro]».

​• Escáneres cerebrales. Las nuevas tecnologías como la tomografía por emisión de positrones y la resonancia magnética funcional nos permiten ver la actividad del cerebro en detalle. Estas exploraciones dejan en claro que existe actividad neuronal en todo el cerebro, incluso cuando estamos durmiendo. Por el contrario, en casos de daño cerebral grave, hay grandes áreas en el cerebro donde ya no hay ninguna actividad. Es por eso que a menudo usamos el término «muerte cerebral», que no debe confundirse con estado vegetativo. La muerte cerebral se refiere al peor grado de daño cerebral funcional que es compatible con la supervivencia física después del coma.

​• Areas funcionales. El cuerpo humano contiene bastantes “sobras”: partes del cuerpo que evolucionaron en el pasado, pero que ya no necesitamos para la vida diaria, por ejemplo, nuestras muelas del juicio. Nuestros cuerpos incluso tienen un remanente de cola (el cóccix). Cabe preguntarse si el cerebro también contiene partes evolutivamente «obsoletas». Muchos años de investigación nos han enseñado que este no parece ser el caso. El cerebro está formado por diferentes áreas con diferentes funciones, que trabajan juntas. No se conoce ninguna parte del cerebro que no tenga una función específica.

​• Degeneración. Imagínese que nuestro cerebro contiene muchas células cerebrales que nunca usamos. Éstas irían muriendo gradualmente, ya que esto es lo que sucede automáticamente con las células que no tienen una función útil; se degeneran y mueren. En este caso, la mayor parte del cerebro humano ya habría desaparecido antes de nuestra muerte. Pero sabemos que este no es el caso en circunstancias normales. De hecho, el cerebro es muy flexible en la forma en que permite que las células mueran. Este es un proceso llamado «poda sináptica» y forma la base del desarrollo del cerebro. Sin la poda, nuestro cerebro nunca se desarrollaría realmente. Años de investigación han demostrado que el cerebro se desarrolla constantemente y que la función cerebral es mucho más «plástica» de lo que se suponía. Por ejemplo, un estudio realizado por Maguire y sus colegas, estudió el cerebro de los taxistas de Londres. Resulta que las áreas del cerebro responsables de mantener una representación precisa del complejo trazado de las calles de Londres han crecido enormemente en los taxistas experimentados. Tanto la poda como la plasticidad del cerebro indican que una medida exacta como «10%» está muy lejos de la realidad.

En vista de todos estos diferentes argumentos, ¿cómo es posible que tanta gente siga creyendo en el mito del 10%? Algunas razones se han mencionado anteriormente.

​Además de esas, puede ser el resultado de todas las imágenes de escáneres cerebrales que han aparecido en los medios en los últimos tiempos. Estos a menudo muestran áreas limitadas de colores brillantes para indicar picos de actividad cerebral (en realidad, del flujo sanguíneo), ¡pero esto no significa que el resto no esté funcionando en absoluto! Las imágenes de la actividad cerebral se procesan en gran medida y se someten a diferentes análisis estadísticos para aclarar en qué parte del cerebro hay más actividad que en otras partes, en un momento dado. El resultado es una representación distorsionada.

Comenzamos este artículo afirmando que el mito puede tener su origen en la idea de William James de que las personas no aprovechan todo su potencial y que una gran cantidad permanece sin usar. Ciertamente, esta no es una idea poco atractiva. Implica que todos todavía tenemos espacio para crecer en nuestras vidas. Una forma de lograr ese crecimiento es mediante un mejor uso de nuestro cerebro. Esta idea es particularmente atractiva en educación, donde es importante centrarse no solo en las limitaciones, sino también en las posibilidades de mejora. La plasticidad del cerebro se adapta perfectamente a este enfoque. Pero tanto el crecimiento como la mejora son posibles incluso si usamos más del 10% de nuestro cerebro indicado en el mito.

Y usamos más, mucho más, ¡un 90% más!

​OTROS ARTÍCULOS DE GRAN INTERÉS SOBRE EL USO DEL 10% DEL CEREBRO: 

EL MITO DEL 10% de José Ramón Alonso

BIBLIOGRAFIA:

1. Bruyckere, Pedro De; Kirschner, Paul A.; Hulshof, Casper D.. Urban Myths about Learning and Education (pp. 100-103). Elsevier Science.

​2. Beyerstein BL. Whence cometh the myth that we only use ten percent of our brains? In: Della Sala S, ed. Mind myths: Exploring everyday mysteries of the mind and brain. Chichester, UK: John Wiley and Sons; 1999:1–24.

​3. Boyd R. Do people only use 10 percent of their brains? Scientific American 2008; Retrieved June 13, 2014, from <http://www.scientificamerican.com/article/do-people-only-use-10-percent-of-their-brains/>.

​4. Geake J. Neuromythologies in education. Educational Research. 2008;50(2):123–133.

​5. Maguire EA, Gadian DG, Johnsrude IS, et al. Navigation-related structural changes in the hippocampi of taxi drivers. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. 2000;97(8):4398–4403.

​6. Radford B. The ten-percent myth. The Skeptical Inquirer. 1999;23 Retrieved May 15, 2014, from <http://www.csicop.org/si/show/the_ten-percent_myth/>.

​7. Scholz J, Klein MC, Behrens TEJ, Johansen-Berg H. Training induces changes in white-matter architecture. Nature Neuroscience. 2009;12:1370–1371.

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